
¿Qué son?
Las constelaciones familiares surgen como herramienta de abordaje psicoterapéutico – sistémico, en la que confluyen diferentes comprensiones, visiones y modalidades, siendo hoy además de exitosa como método, una verdadera filosofía de vida.
Esta corriente fue desarrollada por el filósofo Bert Hellinger, psicoterapeuta alemán formado en disciplinas como la teología, psicoanálisis, Gestalt, psicodrama, terapia primal, hipnosis ericksoniana, análisis transaccional y terapia sistémica.
Las constelaciones familiares permiten el acceso a un campo de información donde se encuentra la impronta genética, energética e histórica de quienes antecedieron; campo sutil al que Hellinger llamó "Alma Familiar". El acceso a esta información trae luz a las dinámicas familiares ocultas, lealtades invisibles, amor ciego y desórdenes, abriendo camino hacia la solución de los problemas que se han originado en el pasado, pero provocan implicancias en la vida actual.
Este método considera al individuo parte de una trama familiar, social, cultural y espiritual, en cuya trama cada uno puntúa un lugar y un rol, a partir del cual aprende a ser y estar en el mundo. Desde ahí es que también teje el entramado de sus relaciones, primero familiares y luego con los demás sistemas de pertenencia: barrio, escuela, clubes, pareja y nueva familia.
Ocurre que los lugares que ocupamos en nuestros sistemas muchas veces no son los asignados por naturaleza, sino que nos vamos corriendo ocupando lugares y roles funcionales y de servicio para dicho sistema pero que actúan en perjuicio de quien lo lleva; por ejemplo, en una familia en la que el padre se ha ido (ya sea dejando la familia o se ha muerto), un hijo se mueve del lugar, ocupando el de su padre. Esto puede ser funcional y útil para esta familia, pero se incurre en un desorden sistémico que luego tendrá consecuencias para sus miembros.
En otros casos el sistema le niega la pertenencia a un miembro, juzgando y hasta olvidando a este ser como parte de la familia, provocando que otro integrante de alguna manera quede implicado con éste, trayéndolo nuevamente; por ejemplo, tomando su destino, repitiendo la historia del excluido o desarrollando un síntoma. Los niños son muy generosos y están al servicio de su sistema tratando de compensar estos “desajustes” o desórdenes, y la manera de hacerlo muchas veces es desarrollando una alteración.
Con el tiempo, el estudio y el trayecto comprendí que aquello que aprendí a ver y a tratar como alteración Psicomotriz, no es mas que un síntoma, que la solución no depende de las terapias que recaen solo en el niño, y que su evolución depende del involucramiento de sus adultos en el proceso terapéutico. La experiencia en el consultorio trabajando con las familias y no solo con el niño o adolescente en sala, me ha traído el entendimiento y la convicción de que esta es la forma de abordar el problema y mirar todos juntos hacia la solución.
Esta es una modalidad amorosa y compasiva de abordaje donde el niño que lleva el síntoma, no queda expuesto y solo, cargando con el problema, comprobando además que su alivio es casi inmediato cuando sus padres pueden mirar allí donde se ha originado y donde antes no han podido mirar.